Por qué los Lakers y los Warriors atraviesan dificultades pese a tener plantillas con superestrellas

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Durante más de una década, Los Angeles Lakers y Golden State Warriors han definido el éxito en la NBA a través de campeonatos, reconocimiento global y jugadores icónicos. Sin embargo, en 2025 ambas franquicias se enfrentan a una misma pregunta: ¿por qué los equipos construidos alrededor de leyendas cada vez cumplen menos las expectativas?

Núcleos envejecidos y declive físico

Uno de los problemas más evidentes en ambos equipos es la realidad biológica del envejecimiento. LeBron James y Stephen Curry siguen siendo talentos de élite, pero ninguno puede sostener su máximo nivel durante una temporada completa de 82 partidos sin una gestión cuidadosa de minutos. El desgaste acumulado tras años de profundas carreras en playoffs ha reducido su regularidad y disponibilidad.

Anthony Davis y Klay Thompson representan otra capa del mismo problema. Aunque siguen siendo jugadores determinantes, su historial de lesiones obliga a los cuerpos técnicos a limitar rotaciones y ajustar planes de partido de forma constante. Esta inestabilidad afecta a la química y al ritmo, especialmente frente a rivales más jóvenes y rápidos.

En una liga que prioriza cada vez más el ritmo alto, el espacio en la cancha y la versatilidad atlética, depender de núcleos veteranos genera desventajas estructurales. La experiencia sigue siendo valiosa, pero el declive físico reduce el margen de error.

Gestión de cargas y efectos secundarios

La gestión de cargas se ha vuelto una necesidad y no una opción para estos equipos. Los descansos programados y las restricciones de minutos ayudan a preservar a las estrellas para momentos clave, pero también rompen la continuidad. Las alineaciones cambian con frecuencia y eso dificulta la toma de decisiones automática en ambos lados de la cancha.

Los jugadores de rol suelen asumir responsabilidades que van más allá de sus fortalezas naturales durante estos periodos. Esto provoca resultados irregulares y deja en evidencia las limitaciones de profundidad de las plantillas a lo largo de la temporada.

Los rivales, especialmente los equipos jóvenes, aprovechan estas debilidades con un ritmo constante y presión defensiva, conscientes de que los conjuntos veteranos no pueden mantener la intensidad durante los cuatro cuartos cada noche.

Construcción de plantilla y limitaciones del tope salarial

El éxito en forma de campeonatos tiene un coste financiero. Ambas franquicias comprometieron grandes contratos a largo plazo con sus figuras principales, lo que redujo de forma significativa la flexibilidad bajo el tope salarial. Como resultado, las mejoras de plantilla dependen en gran medida de contratos mínimos y acuerdos de corta duración.

Este enfoque incrementa el riesgo. Los veteranos disponibles suelen llegar con menor movilidad, mientras que los jugadores jóvenes y asequibles carecen de experiencia en playoffs. Encontrar el equilibrio adecuado se ha convertido en un desafío constante para las oficinas directivas.

Mientras tanto, otros aspirantes al título se benefician de contratos de novato y rotaciones más profundas, lo que les permite resistir lesiones y mantener una alta intensidad defensiva durante toda la temporada.

Margen reducido para errores de plantilla

Cuando la masa salarial está muy concentrada, incluso pequeños errores se vuelven costosos. Un solo jugador de rotación que no rinda puede alterar esquemas defensivos o el espaciado ofensivo, especialmente en partidos de alta exigencia.

Las correcciones a mitad de temporada también resultan más complejas. Los activos para traspasos son limitados y el capital de draft suele estar comprometido, lo que reduce las opciones para corregir debilidades una vez iniciada la campaña.

Esta rigidez estructural contrasta con la de otros contendientes más flexibles, capaces de adaptarse con rapidez a las tendencias cambiantes de la liga.

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Fatiga del sistema y previsibilidad táctica

Ambos equipos siguen utilizando sistemas que les dieron campeonatos, pero la continuidad prolongada genera familiaridad. Los rivales preparan sus partidos con gran detalle, reduciendo el factor sorpresa.

El ataque en movimiento de los Warriors y el enfoque interior-exterior de los Lakers siguen siendo efectivos, pero ya no resultan abrumadores. Los coordinadores defensivos cuentan con años de datos para explotar patrones y hábitos.

Sin renovaciones constantes de personal, los sistemas corren el riesgo de estancarse, especialmente cuando la ejecución baja incluso de forma leve.

Ajustes de los entrenadores bajo presión

Los entrenadores deben encontrar un equilibrio complejo entre la lealtad a conceptos probados y la necesidad de innovación. Cambios drásticos pueden generar fricciones con los veteranos, mientras que ajustes menores pueden resultar insuficientes para recuperar ventaja competitiva.

La experimentación durante la temporada regular suele implicar sacrificios en resultados inmediatos, lo que incrementa la presión externa y la atención mediática.

En 2025, el éxito depende cada vez más de la capacidad de adaptación. Los equipos que evolucionan tácticamente y gestionan de forma eficaz la carga de sus estrellas están mejor posicionados para sostener la competitividad a largo plazo.